Ceferina Carmen Brito y su familia llevaban meses buscando por su cuenta a Juan Miguel Brito, su hijo, que estaba desaparecido desde agosto. "Por un familiar que fue a la Morgue Judicial ahora nos enteramos de que mientras lo buscábamos, mi hijo ya estaba enterrado como NN -'no name', sin identificación- en un cementerio. Nadie lo buscó", dijo angustiada Brito en los pasillos de Tribunales Penales. El joven, que trabajaba como "limpiavidrios", habría fallecido en un accidente de tránsito. A la tristeza por la muerte del muchacho de 29 años se suma la bronca: policías o funcionarios judiciales difundieron las fotos del cuerpo y se compartieron profusamente por Facebook.
Juan Miguel vivía con Ceferina y su hermano mellizo Juan Carlos en una casa humilde en la zona norte de La Costanera. Trabajaba como "limpiavidrios" en las avenidas cercanas y juntaba chatarra y cartones. En una nota a LA GACETA en septiembre, donde había reclamado que la Policía no lo buscaba, la mujer de 62 años había comentado la última vez que lo había visto con vida: "él ha salido el domingo 12 de agosto, estuvo con los chicos tomando un poquito de vino. ´Mamá, ya volvemos´, me dijo esa tardecita". Contó que unos vecinos le dijeron que lo habían visto peléandose cerca del río Salí.
El lunes 13 de agosto ella lo buscó en las plazas, en las canchas de fútbol y barrios cercanos. Ceferina contó que habían intentado hacer la denuncia en la comisaría 11 pero que no se la tomaron. Las semanas pasaron hasta que finalmente asentaron la desaparición de Juan Miguel, al que todos en el barrio conocían como "El Flaco", el 30 de agosto. No tenían fotos de él para distribuirlas por el barrio, para dar aviso de su desaparición. Unos primos encontraron en Facebook una foto de él en la que salía con los ojos cerrados. Imprimieron varias y las pegaron en distintos kioscos.
"Lo buscábamos por todos lados. Un familiar mío escuchó que habían encontrado un cuerpo cerca del Cementerio El Ángel. Él fue a averiguar y no era él, no era 'El Flaco'. Volvimos a consultar en la comisaría. Una de las veces un policía nos recomendó que nos lleguemos por la Morgue Judicial", narró. "Allí consultamos si había llegado un cuerpo sin identificar, un joven de 29 años, muy flaquito. De casualidad pasó un médico forense o habrá sido un empleado, que escuchó la conversación. Dijo que había ingresado un muchacho pero que por las características suponían que era clase 72, no 88. Le volvimos a explicar que era bien flaquito, bien flaquito. Con ojos claros, sus tatuajes, mochito. Un tatuaje en su mano, los cortes en los brazos y una cicatriz de quemadura en la pierna izquierda. Nos dijeron que sí coincidía con la descripción. Le mostraron fotos del cuerpo a un familiar, en otra sala. Primero la parte de abajo del cuerpo, y era él. Después la parte superior. Era él. Tenía golpes en el pecho y en la cara", recordó Ceferina.
Pedido de justicia
La familia acudió a la Fiscalía de Instrucción Especializada en Homicidios, a cargo de Adriana Giannoni. Esta tarde citaron a declarar a Ceferina y a algunos de sus parientes. Fuentes judiciales explicaron a LA GACETA que Brito falleció a causa de politraumatismos por un accidente de tránsito. Desde la fiscalía habían solicitado que se le tomen las huellas dactilares al cuerpo, pero habría sido enterrado sin que se realice la pesquisa.
"En la morgue nos explicaron que figuraba que lo habían encontrado policías en Villa 9 de Julio, que lo trasladaron al Hospital Padilla y que ahí falleció el lunes 13 de agosto. Estamos preocupados porque queremos el acta de defunción. Queremos Justicia", continuó la mujer. "¿Puede estar un cuerpo en la morgue y que nunca se fijen si hay desaparecidos, para saber si es la misma persona? Estamos tristes, cuando lo buscábamos él ya estaba muerto". Ella explicó que quiere saber quién difundió las fotografías del cuerpo de su hijo, y quién comenzó a publicarlas en las redes sociales.
Juan Miguel padecía por la adicción al paco. "Él venía todos los martes a cenar al comedor para adictos. Estaba con mucho consumo, pero su mamá nos contó que nunca se había ausentado así", había contado Josefina Medina, una de las cocineras del comedor de noche del grupo "Ganas de vivir", una experiencia de asistencia y prevención de las adicciones de la Secretaría de Adicciones del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Los miembros del grupo también lo habían buscado con insistencia estos meses. "Hay demasiada violencia, queremos saber qué le pasó a este chico", finalizó.